Comenzamos hoy una serie de artículos dedicados a desglosar los muchos motivos por los que determinados productos, englobados en la denominación «comida rápida» o «comida basura», no debe pasar de ser de consumo muy ocasional. Además repasamos algunas de las pequeñas trampas de la publicidad que nos pueden llevar a comer algo distinto a lo que pensamos. Quisieramos dejar claro que no es nuestra intención demonizar las patatas fritas, simplemente nos sirven como ejemplo extrapolable a otros muchos productos de consumo similares y tan frecuentes en nuestro día a día. Comenzamos valorando las raciones.
Nos hemos hecho con una bolsa de patatas fritas adquirida en un supermercado, una más en la extensa oferta de las estanterias de aperitivos. Elegimos una de las marcas más conocidas, variedad «al punto de sal» y en el único tamaño que pudimos adquirir por ser el formato más usual que se ofrece en los supermercados. La bolsa tiene un peso neto de 170 gramos. Si nos entretenemos en leer la información nutricional, nos cuenta que una ración supone el 7% de las calorias diarias estimadas para un adulto, 13% de las grasas y 7% del sodio. No parece exagerado, ¿verdad?. La cuestión de fondo es que una ración no equivale a una bolsa, ni mucho menos. Si leemos detenidamente, resulta que se considera una ración a 25 gramos de patatas fritas, con lo cual la bolsa contiene casi siete raciones. Dicho de otra forma, el contenido de patatas fritas de una bolsa nos daría para abastecer a siete personas de su ración. Pero es bastante probable que conozcan a alguien que es capaz de consumir una bolsa entera mientras ve la televisión , por ejemplo. Y es que el tipo de sabor que tienen los aperitivos invita a seguir comiendo, abren el apetito. De hecho, el propio nombre, «aperitivo» proviene del latin «aperit» y significa «abrir». Y que la bolsa contenga una cantidad tan alta de raciones sigue la tendencia de los últimos años de las llamadas raciones XXL, gran cantidad a precio muy asequible, que ha hecho con los años que se considere tamaño «mini» lo que en realidad es una ración normal. Piensen si no en los tamaños de la bolsa de palomitas que nos ofrecen en los cines: el tamaño grande, daría para proveer de una ración de palomitas a toda una fila de la sala.
El exceso de raciones es una de las claves del desequilibrio alimentario, incluso cuando comemos productos saludables, más aún cuando se trata de alimentos poco interesantes desde el punto de vista de la calidad nutricional. Esta tendencia importada del consumo de grandes raciones de comida poco saludable, de la que hasta poco es demasiado, se une a nuestra cultura de menús exagerados en la vida diaria: se considera normal consumir un primer plato de guiso contundente, seguido de carne o pescado con guarnición, acompañado de gran cantidad de pan y rematado por un postre. Es demasiada cantidad, tanta comida no es necesaria ni sana.
Tenemos acceso a mucha más comida de la que necesitamos para funcionar adecuadamente y gozar de buena salud. Desde la Clínica del Dr. Luis Almagro en Marbella les planteamos que dependemos de la propia decisión, basada en el conocimiento, de qué, cuánto y cuándo comemos. Una decisión que conlleva asumir sus consecuencias: las decisiones de cada día nos llevarán a disfrutar sus beneficios a medio y largo plazo, o bien a sumarnos a la creciente estadística de prevalencia de la obesidad, la diabetes y las alteraciones cardiovasculares que, no olvidemos, son el principal motivo de muerte y morbilidad (pérdida en la calidad de vida por enfermedad) en adultos a día de hoy.
Respuesta
-
The Punisher
No son razones de peso para no consumir patatas fritas de bolsa. El problema sería entonces de las personas y no de las patatas, ya que los que deberían controlar lo que comen son los propios consumidores.
Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.
Deja un comentario