Centro médico autorizado por la Junta de Andalucía (N.I.C.A) 23954

RETENCIÓN DE LÍQUIDOS: EL LÍQUIDO NO ES EL PROBLEMA

retención de líquidos

Muy a menudo, al pasar consulta, oímos repetidamente una frase de la boca de los pacientes -casi siempre una mujer- que nos cuenta: “Es que yo retengo mucho líquido”. Bien, pues la tecnología nos permite, mediante una báscula de bioimpedancia -como las que usamos en la Clínica del doctor Luis Almagro-medir de forma muy precisa, además del peso, la cantidad total y porcentaje de agua que contiene la persona pesada. Y resulta que, hasta la fecha, no hemos encontrado a nadie entre quienes dicen retener líquido que tenga una cantidad de agua por encima de la que se considera saludable. Sin embargo, muy a menudo vemos en esos pacientes un porcentaje de grasa muy por encima del óptimo de acuerdo con su edad y sexo.

Esto nos da qué pensar, y sospechamos que detrás de todas esas ideas equivocadas están el desconocimiento general y la invasión de mensajes publicitarios al respecto que sólo buscan vender un producto,  o  el inadecuado consejo de tantos pseudoprofesionales que sacan partido económico de promover estas ideas. Por eso nos parece necesario revisar la  cuestión de la retención de líquidos.

Veamos de forma resumida cuáles son las principales causas de retención hídrica:

  • Insuficiencia de órganos vitales: principalmente corazón, riñón e hígado.
  • Insuficiencia circulatoria linfatica, también en el contexto de enfermedades o tras tratamientos agresivos (ej. extirpacion de ganglios de la axila  en el  cáncer de mama)
  • Obesidad: las células grasas, especialmente las que se depositan en los organos del tronco, tiene receptores hormonales que alteran el normal equilibrio del organismo, de manera que a la larga se propicia la elevación de insulina y de forma secundaria la elevación de sodio.
  • Situaciones fisiológicas: el embarazo es la más significativa.También en la fase del ciclo menstrual previa a la regla, y aunque no todas las mujeres notan grandes cambios, en algunas es más acusado, pero en todo caso no va mucho más allá de 1-1.5 kg.
  • Falta de actividad física: la contracción de los músculos cercanos es el mecanismo del que disponen las venas y el sistema linfático para hacer retornar la sangre desde el dedo gordo del pie hasta el corazón. A cada paso, los músculos se contraen y exprimen las venas para impulsar su contenido un poco más arriba. Esto no sucede si somos sedentarios.
  • Fármacos: tratamientos prolongados con corticoides, tratamientos hormonales a dosis altas, etc.
  • Elevado consumo de sal: la sal común contiene sodio,y éste arrastra consigo agua (“el agua sigue a la sal como la sombra al cuerpo“). Hay que tener en cuenta que además de la sal que usamos para condimentar, se suma la sal presente en casi todas las conservas y multitud de productos elaborados (precocinados, aperitivos, pan, pastillas de caldo, salsas, etc)
  • Ingesta insuficiente de agua: Dado que el agua es un elemento imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo, éste posee unos sistemas de detección que le permiten saber cuánta agua contenemos, y si estamos en niveles bajos, activa un mecanismo por el cual el riñón segrega la hormona antidiurética (ADH), que hace disminuir el volumen de orina para ahorrar todo el líquido posible. Esto explica que las personas que realmente  beben poco tengan la percepción de que “orinan poco para lo que beben”, muchas veces porque también dejan de tener en cuenta el agua que se pierde mediante otros mecanismos, como el sudor.
  • Otros factores externos: mantener una postura estática de forma prolongada (estar de pie o sentado), usar ropa ajustada que dificulte la circulacion, el calor ambiental,   etc.

En cualquiera de los ejemplos señalados, y salvando las enfermedades graves mencionadas en primer lugar , algunos tratamientos farmacológicos agresivos o  el embarazo, el aumento de líquido en cualquiera de los demás  casos no supera 1-2 kg, cuando normalmente los pacientes que llegan a nosotros con esta queja tiene muchos kilos más de sobra, pero son kilos de grasa, y no de líquido. De hecho, una vez que pierden peso, podemos comprobar mediante la bioimpedancia cómo el agua ha disminuido levemente si acaso, pero lo que determina que hayan adelgazado es la gran diferencia en los kilos de grasa respecto al inicio.

 Una vez aclarado este aspecto, ¿cómo podemos minimizar las consecuencias de las situaciones antes descritas?

  • Aporte adecuado diario de agua: debemos consumir alrededor de 2 litros de líquido al día, del que la mayor parte debe ser agua libre, completando el resto con otras bebidas y contenido en agua de los alimentos. Las necesidades de agua se incrementan en épocas de calor o con el ejercicio fisico prolongado.
  • No deben faltar en nuestra dieta diaria alimentos reguladores como verduras, hortalizas y frutas, ricos en agua, fibra, vitaminas y minerales que contribuyen al normal equilibrio de iones.
  • Consumo moderado de sal. El consumo medio europeo (y España está en puestos de cabeza) es casi tres veces mayor del adecuado: de 8 a 11 grs. diarios de sal respecto a los 3-4 grs. necesarios. Recordemos que el exceso de sal favorece la hipertensión arterial además de la retención de líquido.
  • Actividad física diaria: caminar, nadar, desplazarse en bicicleta… todo vale con tal de que se mueva.
  • Mantener un porcentaje graso adecuado a nuestra edad.
  • Uso de medias de compresion decreciente en personas que pasan muchas horas en posición estática ( camareros, peluqueras, enfermeras, comerciantes…). También ayuda el permanecer unos minutos tumbado con las piernas en alto o aplicar agua fría a presión en sentido ascendente desde los tobillos.
  • Masajes de drenaje linfático, tanto manual como mediante aparatos de presoterapia.
  • Consumo de alimentos con propiedades diuréticas naturales: verduras y hortalizas como la endivia, el espárrago o el calabacín; frutas ricas en potasio, como el kiwi, melón, albaricoques, nectarinas o piña.

Respecto a las infusiones diuréticas, como el diente de león, cola de caballo, ortosifón o pilosela, desde la Clínica del doctor Luis Almagro queremos recordar que son fármacos de fitoterapia, por muy naturales que nos resulten al ser hierbas. Se pueden consumir a pequeñas dosis o de forma puntual y nunca sin consultar a su médico en caso de estar tomando otras medicaciones, especialmente si tiene alguna enfermedad renal o cardiovascular.

Por último, está del todo contraindicado el uso de fármacos diuréticos sin control médico, pues además del riesgo de deshidratación y otras consecuencias graves sobre su salud (arritmias, calambres…), como hemos dejado claro anteriormente, no sirven para adelgazar, por no tener efecto sobre la grasa. Recuerde: adelgazar es disminuir grasa corporal.

Clínica Dr. Luis Almagro. Adelgazar en Marbella

Comparte el artículo

Te puede interesar

¿Cuidas tu linea?

Podemos mostrarle el camino...