LA NUEVA NORMALIDAD


Hay luz al final del túnel. Parece que por fin vamos a salir; despacio, pero vamos a salir. Todos estamos cansados de estar a oscuras, pero hay luz al final del túnel. ¿Hacia dónde vamos? Pues, según parece, hacia la “nueva normalidad”. Me gustaría contarles cómo veo yo, como médico, esa nueva normalidad.
Creo que el punto más importante, más destacable, es la RESPONSABILIDAD tanto individual como colectiva, pues de un correcto ejercicio de esa responsabilidad dependerá que vayamos avanzando sin vueltas atrás. Los datos certifican que los países y sociedades que han hecho un correcto uso de su responsabilidad han obtenido mejores resultados. No hacerlo así podría provocar un rebrote y, por tanto, una marcha atrás en las medidas.
Dicho esto, quiero puntualizar algo: no debemos convertir nuestra sociedad en una sociedad neurótica. El riesgo cero no existe, ahora bien, es posible minimizarlo de modo considerable y para ello las medidas más eficaces en la prevención de la enfermedad COVID-19 son el distanciamiento social (de dos metros) y la higiene de manos. Nos preocupa la salud. A todos. Por ello, no debemos olvidar que, además de la COVID-19, hay otros factores que nos pueden hacer enfermar: el tabaquismo, el alcoholismo, el sendentarismo, el exceso de alcohol, los malos hábitos alimenticios… Controlar estos aspectos con medidas sencillas reduce considerablemente el riesgo de enfermar y sus consecuencias, o dicho de otro modo, contribuye a una buena salud general.
Por lo que respecta a los hábitos de vida, debemos tener claro y tomar una firme decisión de si queremos seguir de verdad un modo de vida saludable o bien el modelo “amímedaigual”. Desde el punto de vista de los derechos individuales de cada persona ambos son respetables, pero no lo son, si nos enfocamos en la solidaridad y la responsabilidad. Yo les aconsejaría informarse bien, más en estos tiempos en los que prolifera información sesgada o no contrastada en internet que no tiene ningún valor, más bien al contrario. Les aseguro que una pequeña inversión en salud puede ser muy rentable.
Veamos algunos ejemplos concretos. La alimentación es clave, lo sabemos. Ahora que vamos a ir volviendo a una cierta normalidad en la que bares y restaurantes van a tener limitado su aforo, comer en el trabajo puede complicarse y es preciso buscar alternativas. ¿Cómo resolverlo? Se puede optar por llevar comida saludable preparada en casa, o bien se puede optar por pedir comida a domicilio de mala calidad. La alternativa correcta es obvia. Sabemos también que una buena compra es el primer paso para una buena comida. Elijamos, pues, productos frescos de proximidad y de procedencia nacional y cocinemos de manera saludable. Con esas premisas, el resultado ha de ser necesariamente positivo y ayudaremos a nuestros proveedores nacionales, además de ayudar a nuestra salud. Importantísimo es también el ejercicio físico en ese modo de vida saludable que queremos implementar. Acostumbramos a pasear como actividad social. ¿Y si comenzamos a hacerlo como ejercicio físico? Bien, como médico, quiero asegurarles que los profesionales sanitarios vamos a poner todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad en sus próximas visitas al médico; siempre, pero más si cabe en los próximos meses. Siempre se realizarán con cita previa, con triaje telefónico previo, y, por supuesto, es nuestra prioridad, con unas condiciones de higiene y desinfección extremas: de uno en uno y con mascarillas y guantes. No se asusten si nos ven disfrazados de astronautas. Es por su seguridad y por la nuestra. La de todos.