El hierro en la alimentación (II)


Los estados carenciales de hierro determinan la aparición de anemia ferropénica, que se traduce en síntomas de debilidad y agotamiento, descenso del rendimiento intelectual, falta de fuerza muscular, palidez de piel y mucosas, caída del cabello, tendencia a infecciones… pudiendo aparecer dolor de cabeza, palpitaciones y arritmias en caso de anemia más importante.
El déficit de hierro puede originarse por una ingesta insuficiente con los alimentos, por aumento de las necesidades (como ocurre durante el embarazo o en deportes de gran esfuerzo) por una insuficiente absorción intestinal, o por pérdidas relevantes de sangre, como es el caso de menstruaciones abundantes o de úlceras gastroduodenales. También se puede dar anemia en el trascurso de enfermedades crónicas, o en pacientes sometidos a hemodiálisis.
Los grupos de población con mayor riesgo de sufrir anemia son las embarazadas, mujeres en edad fértil, niños en edad escolar, féminas adolescentes, deportistas de alto rendimiento, vegetarianos, pacientes con insuficiencia renal -especialmente si están dializados- y personas con trastornos digestivos que alteran la normal absorción de nutrientes.
Una alimentación adecuada ayuda a prevenir el déficit de hierro y en consecuencia la aparición de anemia, si bien cuando esta ya está instaurada, a menudo es necesario realizar una suplementación farmacológica, que requiere de un tratamiento más o menos prolongado y que debe ser prescrita y supervisada por profesionales médicos, ya que, en virtud de lo expuesto, resulta que no todos los suplementos de hierro son igualmente asimilables, además de la posible interacción con otros medicamentos (incluidos suplementos minerales).
Por otra parte, el diagnóstico de anemia ferropénica no se debe realizar basándose en síntomas subjetivos, ya que requiere de analítica de sangre que descarte otros motivos de anemia y confirme el origen del déficit en la falta de hierro, pues, como suele ocurrir con todo, el hierro en exceso es también perjudicial.
Clínica Dr. Luis Almagro. Marbella.