XXL

Comer saludablemente es un ejercicio de equilibrio y posiblemente de sentido común. Por eso además de la elección del producto que conforma nuestro menú, la cantidad del mismo será fundamental para mantener una alimentación adecuada.
Al igual que cuando vamos a la compra no nos extrañamos que un kilo de pescado o de manzanas valga el doble que medio kilo del mismo producto, debemos considerar que una ración doble de cualquier alimento aporte el doble de energía y, también, el doble de grasas, el doble de azúcares y el doble de posibles inconvenientes.
Nuestro organismo está programado para recibir y asimilar sin consecuencias un aporte determinado de nutrientes y energía cada día. Todo exceso por encima de esa programación, que por otro lado difiere en cada persona, será acumulado en forma de grasa, haciéndose manifiesto en la báscula, si es que uno tiene la sana costumbre de controlar la evolución de su peso.
La sensación involuntaria de saciedad, regulada por el sistema nervioso es la que controla la cantidad de comida que ingerimos, avisándonos de que paremos. Nos advierte de que ya ha sido bastante lo que nos hemos comido; que ya vamos por el tercer plato por muy bueno que haya salido el arroz o por mucho que quede en la paellera (los puristas dirán paella). Pues resulta que el uso continuado y voluntario de grandes raciones tiende a modificar esa sensación y por tanto cada vez queremos más, así como el bebedor o el fumador descontrolados quieren cada vez más.
Sobre la regulación involuntaria existe un componente superior de regulación consciente, que puede hacer que sigamos comiendo a pesar de sentir la necesidad imperiosa, disimulada eso si, de soltar el botón del pantalón.
Aunque cuando hablamos de cantidades nos vengan a la memoria mega-raciones de determinados productos de procedencia, principalmente, estadounidense sirvan a modo de ilustración: maxihamburguesas con maxipatatas, pizza XXL con triple extra de queso, raciones de palomitas que parecen servidas en el cubo de la fregona y helados de 5 bolas que difícilmente se sostienen, es cierto que no es solo de esos productos, sino de todos, de los que deberíamos controlar los tamaños y el número de raciones. Así, productos tan saludables como el aceite de oliva o la fruta, y son solo un ejemplo, deben consumirse en proporciones adecuadas, pues podrían representar un exceso de grasas y de azúcares.
Del mismo modo el menaje de cocina parece haber experimentado en los últimos años una especie de metamorfosis con propensión al gigantismo. A saber, observen las tendencias de los vasos, copas, tazones y platos actuales, son cada vez más grandes. Nada tengo contra las modas, pero seamos conscientes que son parte del decorado y por tanto no hay que llenarlos hasta el borde.
En cambio quizás sea en la cocina moderna y vanguardista donde por el contrario nos encontramos con una propuesta de ración más bien pequeña, y que como no podía ser de otro modo suele generar todo tipo de controversias.
Una vez más equilibrio, sentido común y recuerden el tamaño, si importa.